Hola, soy Fred. El Sol recorre mucho camino hasta tocarnos...

¿Cómo he llegado hasta aquí?

Muchas veces me lo pregunto. No siempre he sido fotógrafo, aunque siempre tuve sensibilidad. Eso seguro. Probé muchas cosas distintas pero ninguna me llenó hasta que me vi con una cámara en las manos. Sin tener ni idea, me fascinó el hecho de poder atrapar la luz que viene desde El Sol, y rebota en las cosas y en las personas.
Después tocó estudiar duro, ir a hacer un postgrado a Dinamarca y disfrutar de una vida muy diferente. Ese país me abrió los ojos tanto por su gente como por su peculiar luz. Imaginaos un atardecer de dos horas y media. El sueño de todo fotógrafo. Algo de mí se quedó entre esas infinitas flores y esa nieve dorada.
Con una visión y equipo mejorados era el momento de alcanzar el nivel que permite crear la magia. Sí. Magia. Si lo piensas, los fotógrafos vendemos magia en forma de luz. Photones que explotan a millones de kilómetros, y de los que solo unos pocos surcan el inerte espacio para quedar impregnados en nuestra matriz sensorial de Bayer. Detenemos una onda que vibra a una determinada frecuencia (llámalo color), y manipulamos su proyección digital, dándole nuestra impronta según lo que sentimos en un momento dado. Yo creo que es lo más parecido a la alquimia que me he encontrado.
Sinceramente, creo que este tipo de cosas hacen de este mundo un sitio único. Si, más allá de ese sol que me bombardea con rayos, existe un Cielo, al llegar y preguntarme, contestaré que me dedicaba a hacer feliz a la gente. A hacer un mundo más humano. El Arte es una de las cosas que nos salva, en un mundo contaminado de cosas que no son tan importantes. Si entiendes mis palabras, ya hemos comenzado con muy buen pie.
Mi misión no es que tengas buenas fotografías del día de tu boda, ni que enseñes un bonito álbum a las visitas. Mi objetivo es que vivas tu boda. Que la puedas oler, saborear y tocar. Que te olvides de que estás viendo fotos y te transportes hacia aquel día. Algunos me han confesado que las ven cuando llegan los momentos difíciles, para recordarse mutuamente que merece la pena luchar. Me siento afortunado de poder vivir de esa pasión. La tuya y la mía.
No podemos desperdiciar este tiempo que tenemos. Ese rayo que yo atrapo recorre mucho camino desde El Sol para que nosotros lo desperdiciemos. Apolo nos acaricia. Todos los días.

Lo que doy el gran día

Primera regla: no tengo horarios para contar vuestra historia. Si queréis un amanecer de blanco, lo tendréis. Si queréis que baile de noche con los invitados, bailaré. No es un sacrificio. Me encanta que me abráis la puerta a vuestras emociones. Hago especial hincapié en los preparativos antes de la ceremonia. Para mí, es la parte que más me gusta, porque son los últimos momentos antes del "sí quiero". El vestido que no cierra o el retoque de última hora son cosas que se recordarán con mucha nostalgia en la historia de vuestro día.
Del total de fotos a entregar, habrá alguna preparada por exigencias del guión, pero no es mi estilo. Me camuflo para cogerte en estado natural, que es donde sacáis vuestra mejor versión. Siempre, sin excepción, me decís que no fuisteis conscientes de que todo eso pasara a vuestro alrededor. Es normal. Es un día de muchos nervios en el que todo pasa muy rápido. Mi pareja siempre me dice que lo miro todo desde otra realidad. Para ser franco, es el mismo mundo, pero filtrando la parte fugaz y etérea de vuestra historia que pasa desapercibida. Seré vuestros ojos. Relajaos y ofrecedme lo que lleváis por dentro.
Casi se me olvida. Los invitados me suelen preguntar si soy familia de los novios porque siempre acabo llorando en la ceremonia. No lo puedo evitar. Estáis avisados.
© 2017 ~ Fred Bølge Wedding Photographer Sitio en construcción